
Han tardado muchos meses en dar un puñetazo en la mesa, no sin antes lanzar su ira contra empresarios y oposición en el mes de diciembre, y cuando no les ha quedado más remedio que morder la mano de quien les da de comer, convocan una huelga general a tres meses vista, después del verano, no sea que, como muy bien dice Chelo en el fantástico blog Im-Perfectas, les pille de vacaciones.
Los sondeos prevén que esta huelga no la va a seguir ni el tato, apenas un 9% de los trabajadores estaban por la labor de seguirla hace un par de semanas, y es por eso que han comenzado con un par de días de antelación sus famosos piquetes "informativos", y como por lo visto no saben expresarse muy bien de palabra, se han dedicado a embadurnar escaparates con pegatinas como la que muestra la foto, o en comercios más grandes, carteles encolados tamaño A2.
Y es que esta huelga es más bien un sondeo a nivel nacional del apoyo con el que cuentan unos sindicatos que llevan años viviendo del cuento, que no defienden a los trabajadores sino sus propios intereses, y que cuando no les ha quedado más remedio que salir a la calle (por muchísimo menos se la liaron a Aznar hace años), lo hacen mal y a destiempo. Y mucho me temo que mañana haya más que palabras en muchos centros de trabajo. Tanto UGT como CCOO van a medir el éxito de la convocatoria teniendo en cuenta el porcentaje de empresas paradas, y como la gran mayoría de los trabajadores de este país, a pesar de estar en contra de las medidas del gobierno en política laboral y económica, no van a secundarla, se verán obligados a utilizar la fuerza y el amedrantamiento para lograr sus objetivos.
Tengo una cosa muy clara: mañana no va a haber ganadores. Todos vamos a salir perdiendo. Los trabajadores, porque nuestra precaria situación no va a variar, los sindicatos, porque se van a sentir más lejos que nunca de aquellos a los que supuestamente defienden, el gobierno porque va a mostrar las miserias de este país a medio mundo, y el país en sí porque seguiremos en caida libre, con la tasa más alta de paro del primer mundo.
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