Tras la primera jornada de Primera División disputada, parece claro que este año volveremos a tener dos ligas en una: por un lado, la que se disputen entre ellos el Barça y el Real Madrid, y, por otro lado, el resto. De unos años a esta parte, la desigualdad es tan manifiesta que sólo hace echar un ojo a las clasificaciones de los dos últimos años: el Barça, campeón en ambas, sacó al tercero 29 y 25 puntos respectivamente, con el Madrid alcanzando el subcampeonato.
El gran problema de la otrora llamada mejor liga del mundo radica indiscutiblemente en los ingresos de los clubes. Con el actual reparto televisivo, los clubes ricos cada vez van a ser más ricos, y los pobres, más pobres. Dejando a un lado el tirón popular que tienen los dos equipos del primer grupo, que se traduce impepinablemente en mayores ingresos procedentes del merchandising el contrato de las televisiones con la liga estipula que los clubs que más dinero generen sean los que más beneficio obtengan. Éste es el punto más delicado. Si yo fuera un comercial de una empresa que vendiera x, y un compañero vendiera 20x, a nadie le extrañaría que yo cobrara 20 veces menos en concepto de comisiones. Más generas, más ganas. Es la ley de la oferta y la demanda. Pero aplicando esta normativa al fútbol, y más en concreto a la liga española, la consecuencia inmediata es que los dos equipos más grandes cada vez disponen de más dinero para gastar en grandes jugadores, en detrimento del resto, por lo que al final la competición se ve reducida a un duelo entre dos, con el resto de equipos repartiéndose las migajas.
Evidentemente, un partido Barça - Madrid llama bastante más la atención que un Granada - Rayo Vallecano (con todos mis repetos para estos dos clubes, cámbiense sus nombres por cualquiera de los otros 16 equipos de la competición y el resultado es el mismo). Un anunciante verá más rentable invertir 100.000 euros en publicidad en el primero de los partidos que 10.000 en cualquier otro. Pero todo ellos nos lleva a que cada vez la competición sea más aburrida, y que dentro de poco ya ni siquiera llamen la atención los partidos de los dos primeros contra cualquiera del resto de equipos. El ver como un equipo mete sistemáticamente media docena de goles al rival cada jornada acaba cansando.
¿La solución? Es bastante complicado. No se si sería factible establecer en la liga un límite salarial al estilo de lo que se hace en la NBA desde prácticamente sus orígenes. Cada equipo tiene un tope máximo para gastarse en las fichas de sus jugadores, lo que origina que, por ejemplo, en los últimos 9 años haya habido 6 ganadores diferentes en la competición estadounidense. Pero existiría un gran problema, y es que las figuras volarían hacia otras ligas en las que no se estableciera dicho convenio.
Los grandes clubes deberían acceder a renunciar a parte de su pastel televisivo en aras de ganar en competitividad, lo cual probablemente generaría más ingresos en el mercado internacional. Es, de todas formas inaudito que el Madrid o el Barça se lleven 140 millones cada uno y el Athletic de Bilbao, por poner un ejemplo de un grande venido a menos, se lleva 18. Pero claro, cuando durante tiempo te dan medio pastel, es complicado aceptar posteriormente una pequeña porción...
Complicado, muy complicado.
En mi humilde opinión no sólo tiene la culpa los derechos televisivos. Creo que la gran responsabilidad la comparte con los medios de comunicación. No es de recibo que cualquier programa deportivo o prensa, ocupen el 90 por ciento Barcelona y Madrid. Cuando ganaron las ligas el Depor o el Valencia, esto seguía igual.
ResponderEliminarAquí entraría un debate más profundo, si la comunicación tiene que ser por interés del hecho o por el interés del público.