jueves, 4 de octubre de 2012

El Barça y la independencia

Quienes me conocéis un poquito sabéis que soy un culé redomado, de los de toda la vida, de los que gozan cuando el Barça gana y cuando el Madrid pierde, de los que gritan a todo pulmón los goles de Messi y de los que se ríen cada vez que el clan de los portugueses hace una de las suyas en el eterno rival. Todo ello viene a tenor de los últimos acontecimientos acaecidos en Cataluña, donde los aires de independencia resoplan más que nunca.

Las opiniones son como los culos: todo el mundo tiene una. Y en este caso, la mía dista mucho de estar a favor de un estado independiente catalán. Pero por otro lado, allá cada uno, pero parece que nadie se ha parado a pensar en las consecuencias que acarrearía la separación del Estado Español. Y hablando en términos deportivos, supondría la exclusión inmediata de los equipos catalanes de las competiciones españolas. Por mucho que se empeñe Rosell en compararse con el Mónaco, el caso que nos atañe es mucho más complejo, ya que la decisión, en todo caso, no la tomaría el club azulgrana, sino la Federación Española de Fútbol, y la legislación actual impide inscribir a equipos extranjeros en la competición nacional.

Y es que parece que los independentistas quieren sólo lo bueno de ser independientes, es decir, ser considerados un estado, no depender de otros países a la hora de legislar, de regular sus impuestos, de mostrarse ante el mundo como una nación, pero, a ser posible, quedarse en el euro, seguir perteneciendo a la Unión Europea, solicitar previamente 5.000 millones de euros de rescate al estado español y que, por supuesto, que no cambie nada en lo referente a las competiciones deportivas. Somos catalanes, pero no tontos. Es como el joven que se va de casa para vivir solo pero va a comer todos los días a casa de sus padres, su madre le lava la ropa y su padre le da la paga. No hijo, no.

Y, como culé, me jode decir estas cosas, pero el Barça tendría que resignarse a jugar la Liga de Catalunya. Pero no sólo el equipo blaugrana, sino también el Espanyol, el Sabadell, el Terrassa y el Fútbol Club Sant Quirtze del Vallès. Y sería una grandísima putada para esta liga española de dos equipos y 18 comparsas, pero es lo que hay. Cuando se toma una decisión como la de independizarse de un país, hay que llevarla hasta sus últimas consecuencias, y asumir que ya no somos bien vistos en el extranjero. Todo ello sería la ruina del equipo culé, dada la imposibilidad de mantener las fichas de sus jugadores debido al abrumador descenso de ingresos.

Y no quiero entrar en el tema económico, porque nos llevaría horas, sólo recalcar que serían muchas las empresas que tomarían las de Villadiego ante tal situación. Por supuesto, la UE pondría al nuevo país en el furgón de cola para entrar a formar parte como miembro, con lo que ello conlleva, y deberán establecerse puestos fronterizos con España, ya que no será posible la libre circulación de personas, con lo que ello perjudica al turismo catalán, amén de la animadversión de una gran mayoría del pueblo español, que verían una afrenta el hecho de la independencia, y que dejarían automáticamente de consumir productos catalanes y de veranear en Salou.

¿Realmente se han planteado los catalanes las consecuencias de tamaña decisión? Yo creo que no.