Estos últimos días hemos asistido en televisión al arranque de las retransmisiones de fútbol y baloncesto en La Primera y La Sexta respectivamente, por un lado con la Supercopa de España, y por el otro, con los partidos de preparación del Europeo de la selección de baloncesto. Y hay un hecho que las equipara bajo mi punto de vista: la horripilante narración por parte de los comentaristas en ambas.
No hay química en La Sexta
La terna de comentaristas que presentó La Sexta en los partidos de la selección es de aquellas que pueden llegar a desesperarte. Cierto es que la sombra del desaparecido Andrés Montes es alargada, podía gustar más o menos, pero daba un aire fresco a todo lo que hacía. La fórmula elegida es la clásica en casi todos los deportes últimamente, es decir, un comentarista y dos analistas. Además, en la cadena de Milikito procuran poner también cierta dosis de humor. Como cabeza visible, Mel Otero, que, como muy bien apunta el diario El Economista se ha convertido en el equivalente a JJ Santos en el mundo de la canasta. Ciertamente, no dudo de sus conocimientos acerca del baloncesto, pero otra cosa muy distinta es saber plasmarlos. Y el bueno de Mel comete fallos de principiante, comete errores de reglamento, con comentarios a destiempo que, a los que conocemos un poco todo este mundillo, nos sacan de nuestras casillas.
Pero es que los dos analistas no se quedan atrás. Y eso que son dos tipos enormemente conocedores del baloncesto, cada uno desde su punto de vista. Por un lado Ramón Trecet, probablemente una de las personas que más sepa de baloncesto de este país, y el auténtico precursor del estilo Montes, cuando pasa a un segundo plano (tercero, más bien) se queda en agua de borrajas. Fue él quien metió el gusanillo por la NBA a cientos de miles de personas en este país, con su estilo diferente de narrar los partidos, pero el papel de triste segundón no le pega ni con cola. Comentarios insulsos y a destiempo, en ocasiones intenta ponerse a la altura humorística de nuestro tercer protagonista, Juanma López Iturriaga, aquel excelso palomero del Real Madrid y de la Selección, quien tras retirarse explotó su bis cómica en televisión. Entre los tres forman un amasijo dificil de tragar. Parecen competir entre ellos, se pisan los unos a los otros, confundiendo al espectador neófito, y haciendo que los que sabemos de qué va esto quitemos directamente el volumen de la tele.
El eurobasket son muchos partidos, y puede convertirse en un calvario para la afición, y en un agujero económico para la cadena, que corre el riesgo de perder espectadores. Yo mismamente no descarto ver los partidos por ESPN o por cualquier canal de deportes vía internet, aunque los comentarios sean en chino.
TVE pone a un forofo como analista futbolero
Por otro lado, el domingo asistimos al primer partido de la Supercopa de España entre el Real Madrid y el Barça. Televisión Española, en su afán de equilibrio e igualdad en los comentarios, escogió como analistas a Manolo Sanchís por parte del equipo merengue y a Gerard López por el lado culé. Al frente, el equánime aunque más soso que el pan sin sal Juan Carlos Rivero. Aquí el problema no fue el hecho de que se pisaran los unos a los otros, porque en TVE parece ser que entrenan mejor estas cosas. El gran problema sucede cuando uno de los analistases más merengue que Florentino, Tomás Roncero y Di Stéfano juntos. El término imparcialidad le es totalmente desconocido al exjugador del Madrid Manolo Sanchís hijo. Está tan embelesado como la mayoría de la afición medridista por Mourinho que su sinrazón no le permite ver la realidad. Aunque vea una jugada repetida 14 veces, es incapaz de quitarse la camiseta blanca para dar su opinión, actuando bajo la máxima: si Mourinho protesta, es que el árbitro se ha equivocado. Y punto en boca.
Hasta forofos reconocidos como el exdirector de Marca Eduraro Inda y su secuaz José Vicente Hernáez fueron capaces de ver, por ejemplo, el clarísimo penalty de Marcelo a Pedro a poco del final, cosa que Sanchís, escudándose en que miraba a otro lado cuando TVE ofreció las repeticiones de la jugada, no quiso reconocer hasta que casi se vio forzado por sus compañeros. Sólo él y otros dos periodistas con anteojeras merengues como Tomás Guash y Tomás Roncero fueron incapaces de ver las cosas con claridad. A la afición del Madrid, sobre todo a la que asiste al Bernabeu, la puedo llegar a entender: están himnotizados por el portugués que siempre se pregunta por qué, y cuando hay una jugada polémica no reaccionan hasta ver cómo lo hace Mou. Si protesta, le siguen cual acólitos.
Si es este el panorama que se nos presenta esta temporada, vamos dados. Afortunadamente, en la era de internet, todo tiene solución. Aunque el comentarista hable en búlgaro. Seguro que no dice tanta tontería seguida.
No hay comentarios:
Publicar un comentario