Además, se incautaron de la recaudación de la partida clandestina, que ascendía a la escalofriante cifra de 5 euros, y más de un anciano dio con sus huesos en urgencias, aquejados de subidas de tensión. Y es que estos viejos mira que son, saltándose las leyes de la competencia a la torera, con sus cartones a 10 céntimos, dañando claramente la economía de las salas de bingo de la localidad, con sus cartones a 2 euros y sus especiales de 6.000. A la cárcel los mandaba yo de una patada en el culo, por insolidarios, haciendo sufrir a los dignos empresarios bingueros por dicha competencia desleal...
< modo ironic=off >
Manda huevos que hayan tenido que reunirse los abueletes con el Gobierno autonómico para llegar a un acuerdo que no perjudique a ninguna de las dos partes, consensuando que los cartones de los jubilados no podrán tener un precio superior a los 10 céntimos, no sea que alguno se haga rico con tal ludópata afición vespertina.
Mi más sincera patada en los cojones a los empresarios del juego balear, por demostrarnos cuán ruin y rastreros se puede ser en aras de no perder una parte de la pensión de nuestros jubilados. Por mi parte propondría un boicot a estos establecimientos, que merecido lo tienen. Han conseguido ser el hazmerreir de todo un país por su estúpida demanda, y ojalá un día todos los jubilados mallorquines se alíen para ir a sus establcimientos a sentarse, ocupar sitio y no comprar un puñetero cartón. Que les den.
Os dejo una foto de parte de los delincuentes habituales de los locales de la tercera edad mallorquines....

No hay comentarios:
Publicar un comentario