Por el exterminio de los gilipollas

Si hay algo que no soporto en este mundo es a los gilipollas. Aquellas personas que se dedican sistemáticamente a joder por el placer de sentirse realizados, de demostrarse a sí mismo y al mundo que no hay nadie como ellos. Hitler hubiera ganado el Nobel de la Paz si en vez de a los judíos hubiera exterminado a los gilipollas, y hoy en día todo el mundo le estaría agradecido.

Pero no, siguen campando a sus anchas entre nosotros, provocando que nos acordemos de sus familias continuamente, planteándonos si la ley del aborto sería más eficaz si la gilipollez se detectara en el feto, convirtiendo al tipo más pacífico en un asesino en potencia cuando se topa con uno de ellos...

Lo malo es que están por todas partes, son como una invasión, en cada comunidad de vecinos nos podemos topar con unos cuantos, que levante el dedo el que no tenga un vecino gilipollas...en mi casa los tengo de todas las variedades, desde el gilipollas que no sabe esperar 30 segundos a encenderse un cigarro hasta que el ascensor baje al portal, hasta el que pone reggaeton a todo volumen con las ventanas bien abiertas a las 8 de la mañana, pasando por el soplapollas que se dedica a rayar las paredes de un ascensor nuevo que ha costado una pasta.

Y todo esto...a qué viene? Pues nada, que revisando la prensa por internet me encuentro con que uno o varios gilipollas (apuesto por varios, la cobardía de esta especie casi siempre les impide actuar en solitario) han talado 17 árboles del Parque del Ebro de Logroño. Se puede ser más imbécil, pero ciertamente se me antoja complicado. Además, si nos fijamos en las fotos, con el agravante de la premeditación. No, no ha sido un grupito de gilipollas borrachos tras el botellón reglamentario del fin de semana. No. Los árboles están perfectamente talados con una sierra, un hacha o similar. Hace falta ser gilipollas...

Yo, por mi parte, sólo me queda por pedirle a Dios que envíe una de esas plagas del Antiguo Testamento que afecte sólo a los gilipollas de este mundo. Todos viviríamos más felices.