Si hay algo que no se le puede echar en cara a este Gobierno que nos ha tocado sufrir en España es la falta de cuidado y de mimo con sus conciudadanos. Seremos pobres, estaremos en el paro, estaremos, en una palabra, jodidos. Pero eso sí, más sanos que un roble. Dentro de unos meses no podremos fumar en los bares, en Cataluña van a prohibir los toros para que no suframos viendo como matan a un animal, y ahora, para evitar que nuestros hijos tengan obesidad, nada mejor que prohibir la venta de bollería industrial en los colegios, los chuches de Rajoy y las bebidas gaseosas. Ante todo, que se nos vea guapos. Jodidos, pero guapos.
Ya me estoy viendo a la Trini y sus secuaces instalando detectores de Bollycaos a la entrada de los colegios, realizando redadas de gominolas por sorpresa en las aulas y multando a los padres que osen darles una cocacola a sus hijos a la salida de la clase extraescolar de tae-kwon-do.
Por supuesto, los fabricantes de estas armas de destrucción masiva ya se han quejado, y con razón. Supongo que lo siguiente será cerrar esos antros de perversión que son las tiendas de chucherías y prohibir los anuncios de bebidas gaseosas en la tele, además de incluir etiquetas con reborde negro bien visibles en los envases con frase como "La Coca Cola puede provocar obesidad mórbida"
¿Soy yo el único que piensa que la máxima responsabilidad de los hijos debe radicar en sus padres?
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