viernes, 2 de octubre de 2009

No me Río de Janeiro



Al final no pudo ser. Las casas de apuestas, tan sabias ellas, y tan poco dadas a equivocarse cuando hay millones en juego, acertaron al colocar a Río de Janeiro como la gran favorita para llevarse los Juegos Olímpicos de 2016. Madrid, por segunda ocasion consecutiva, vuelve a quedarse a las puertas de organizar el mayor evento deportivo de la tierra. La regla no escrita de no repetir continente, que se cumple desde Helsinki 1952 ha vuelto a hacerse efectiva.

Analizando friamente las candidaturas de estos juegos, se ha optado por la opción más políticamente correcta, dejando a un lado la soberbia de Obama y compañía, de un país que organizó los peores juegos de los últimos 50 años en Atlanta, y que además no contaba con el apoyo popular. También se quedó fuera a las primeras de cambio Tokio, una candidatura que se caía por su propio peso tras haberse celebrado en 2008 en Pekin, y porque nadie en aquella ciudad salvo sus dirigentes y cuatro colgados quería para su ciudad.

Quedaba Río de Janeiro. El bocazas del vicepresidente del Comité Olímpico Español, José María Odriozola, en un gesto muy typical spanish lleno de soberbia, realizaba unas estúpidas declaraciones en las que aseguraba que Río de Janeiro es la peor de las rivales. Siempre hay alguien que la caga antes de una decisión importante. Y no dudo que más de un miembro y más de 10 entre los que tenían derecho a voto habrá pensado..."pues ahora te vas a joder, que cambio mi voto por Rio". Qué guapos están algunos calladitos...



De Río se había dicho que le perjudicaba su contraste entre ricos y pobres, las favelas, la inseguridad ciudadana...incluso el carácter latino que abusa de la improvisación. Pero casi nadie se había parado en un hecho incuestionable: Brasil ha pasado de ser un país cuasi-tercermundista a una de las 10 potencias mundiales en tiempo récord. Como contraposición, España ha pasado en poco tiempo también de una bonanza económica a ser un país con casi un 20% de paro, sin visos de recuperación a corto plazo, y a la cola de Europa en un montón de consideraciones. Y todo esto seguro que ha perjudicado a la candidatura madrileña.

Al final, no ha podido ser. Queda por ver si la capital española volverá a gastarse una porrada de millones, con la que está cayendo, para intentar albergar los juegos de 2020, sabiendo que volverán a aparecer, dadas las rotaciones olímpicas, candidatas como París o Berlín. ¿Merece la pena volverlo a intentar?

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