
Para ello, nuestros representantes se gastarán la bonita cifra de 250.000 euros en pegatinas, que colocarán en las señales de 120, ya que es una medida provisional. Cifra que, obviamente, se irá viendo incrementada con el paso de las semanas, cuando dichas pegatinas vayan desapareciendo (que estamos en España, señores, y esa es una tentación muy grande...) o se vayan deteriorando.
Como hablar es gratis, el Sr. Rubalcaba, a la sazón futuro jefe de la oposición, ha vaticinado tras frotar su bola de cristal que esta medida nos supondrá a los españolitos de a coche un ahorro de 1.400 millones de euros anuales. Y ni se ha puesto colorado ni nada al realizar dicha afirmación. Y todo ello a pesar de que expertos en la materia, como los representantes de asociaciones como Automovilistas Europeos Aociados (AEA), Comisariado Europeo del Automóvil (CEA) y el Real Automovil Club de España (RACE) han dicho que es una solemne chorrada.
Lo que se esconde detrás de todo esto vuelve a ser el afán recaudatorio de este Gobierno, ya que el número de multas por exceso de velocidad se disparará, y al final no sólo no habrá ahorro, sino que a muchos les tocará rascarse el bolsillo más de lo debido. Y como en España somos así, no han faltado a la cita con la estupidez los ecologistas, que puestos a pedir, pretenden que la reducción sea a 80 km/h., para así contaminar menos y permitir un carril-bus en las carreteras de acceso a las ciudades. Con un par.
Y lo malo es que todavía les queda año y pico para seguir prohibiendo cosas. Ya puestos, podrían prohibir las hamburguesas, que son malas para el colesterol y engordan mucho (ya lo intentaron, pero quién sabe...), el alcohol o los chuches de Rajoy. O, mejor aún, podrían crear una cartilla de racionamiento en la que sólo tengan cabida alimentos básicos y saludables, y regalarnos a cada español una olla arrocera....dónde he oído yo eso?