Hace exactamente una semana escribía un artículo en el cual criticaba abiertamente la actitud de la selección española de baloncesto, compartiendo dicha opinión con la gran mayoría de los aficionados al baloncesto de este país. Veníamos de clasificarnos penosamente terceros en la primera fase, y de perder el primer partido de la segunda ante Turquía, un equipo del montón, que nos dejaba al borde del abismo. Pero hete aquí que, de repente, todo cambia: ganamos cómodamente a Lituania, hacemos lo mismo con Polonia, nos paseamos ante la invicta Francia, y nos merendamos con patatas a Grecia, plantándonos en la final. ¿Qué ha cambiado?
Tengo la impresión que todo se resume en una palabra: orgullo. Saltó la alarma, y los cabecillas de la selección tomaron las riendas del asunto, haciendo que todo el mundo se pusiera las pilas, y que el partido ante Turquía supusiera un punto de inflexión en el equipo. Y es que se puede hablar de un antes y un después de ese extraño partido. De repente, vuelve la selección que lleva ilusionándonos ya unos cuantos años, con el mismo bloque repleto de jugadores que están o han estado en la NBA, la mejor liga del mundo. Analicémoslos uno a uno:
Pau Gasol. Su carácter ganador, su labor sorda debajo de los tableros, y sobre todo su poder de liderazgo, echándose el equipo a sus espaldas, han hecho que, de la noche a la mañana, veamos la luz. Ha aparecido en los momentos claves, aportando intimidación y puntos en los momentos decisivos. Con Pau en estado de gracia, los rivales sólo pueden hacer una cosa: rezar.
Rudy Fernández. Empezó el torneo un poco apagado, pero ha ido de menos a más. Su aportación, tanto en ataque como en defensa, está siendo fundamental, aunque todavía no es el Rudy que todos conocemos.
Juan Carlos Navarro. Parece en muchos momentos que va por libre, pero eso es parte de su genialidad. Capaz de lo mejor y de lo peor, en los últimos partidos está demostrando su gran clase. De todas formas, todavía no ha hecho "su" partido. ¿Será en la final?
Ricky Rubio. Con todo lo que ha tenido que soportar este chaval de 18 años (no olvidemos este dato) en los últimos meses, está demostrando una fortaleza psicológica impresionante. Asume como un veterano su papel de base titular, haciendo jugar al resto como demostró ante Lituania, con 9 asistencias y sobre todo en los aspectos defensivos, con su enorme envergadura, que le hace robar infinidad de balones. Va a ser un crack, pero démosle tiempo.
Jorge Garbajosa. A pesar de estar lejos de su mejor momento, el bueno de Garbo sigue demostrando día a día el porqué los Raptors le siguen echando de menos. Se alterna a la perfección con Felipe Reyes en el puesto de 4, siendo utilizado cuando se necesita más juego exterior. Sus triples desde la esquina son su mejor tarjeta de visita, sin olvidar su gran defensa.
Marc Gasol. Está todavía lejos de ser el gran jugador que este año ha impresionado a mucha gente en los Grizzlies, pero su labor intimidatoria en defensa, así como su aportación en el ataque siguen siendo fundamentales para el equipo. Suple con garantías a su hermano Pau.
Felipe Reyes. Lo de este jugador es impresionante. Mide 2,03, y en ocasiones parece un 2,20. Su aportación en defensa está siendo vital, saliendo desde el banquillo, y en ataque todavía no ha demostrado sus cualidades, con ese tirito a media distancia que él tiene. ¿Lo veremos en la final? (Esto ya lo he dicho de otro, verdad? :))
Carlos Cabezas. Está asumiendo su rol de segundo-tercer base (según le dé a Scariolo, el único fijo es Ricky), aportando sobre todo defensa, y, por fin, ataque. Jugador sólido, no muy llamativo, peri siempre eficiente.
El resto. La segunda unidad, en palabras de Andrés Montes...de entre todos ellos me quedo con los minutos de calidad que aporta Mumbrú, quizás lejos de su mejor momento, pero sin desentonar en el tiempo que está en cancha. Raúl López me parece fuera de lugar (yo hubiera llevado sin dudarlo a Sergio Rodríguez), Llull está todavía un poco verde, y Claver, que va a ser un jugadorazo, está poco menos que de chico de las toallas en el equipo.
En definitiva, volvemos a ser los de siempre, volvemos a ser favoritos al oro, y, sobre todo, hemos recuperado esas sensaciones que nos hicieron ganar un mundial y llevarnos una plata olímpica. Todo lo que no sea oro mañana, olerá a decepción....pero eso ya lo sabíamos hace 10 días.
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