Así a lo tonto, se está cumpliendo mi noveno día sin fumar. Mentiría si dijese que estaba total y absolutamente convencido de que lo conseguiría, pero lo que sí que tenía claro es que era el momento. JAMÁS había estado tan concienciado con algo. Y no me preguntéis el porqué del momento, el día anterior aprovechaba cualquier ratito para encenderme un cigarro rodeado de no fumadores, la mayoría exfumadores, y esa misma noche me encendí el último.
Está resultando muy curioso todo este proceso. En primer lugar, por cómo me lo estoy tomando. Pensaba que estaría todo el día de los nervios, mordiéndome las uñas, buscando alternativas al cigarrillo...pero salvo en contadas ocasiones, no ha sido así. Pensaba que el mayor de los apoyos vendría de la gente que tienes a tu lado, pero salvo excepciones, estupendas excepciones, la mayor parte del cariño lo estoy recibiendo de gente que ni siquiera me conoce en persona. Crearse expectativas nunca ha sido bueno....
Entro en casa y no huele a tabaco. Mi mesa del ordenador ya no tiene ceniza por todas partes, mi teclado ya no sufre en silencio, mi alfombrilla está limpia como una patena. Lástima de paredes amarillas, por cierto...al techo no le iría nada mal una mano de pintura.
Así a lo tonto, ya me he ahorrado más de 80 euros en tabaco. Y como bien dice mi ángel de la guarda, me voy a conceder un premio en forma de comprarme algo que me apetezca con ese dinero. Eso hará más evidente mi proceso, eso fortalecerá mi espíritu y mi empeño en lograr esta travesía por el desierto, que está siendo más llevadera de lo que pensaba. Qué bien viene tener gente que te lleve de la mano cuando tienes miedo a caerte...
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