Aviso al lector: probablemente mi lenguaje sea un pelín más soez que de costumbre, así que si hay niños pequeños, mándenlos a la cama.
Vaya puta mierda de partido. Para olvidar. Lamentable. Elijan el titular qué más les convenza, en mi caso todos son válidos. Hoy hemos visto la peor selección española en mucho tiempo, ante un equipo que, de no haberse disputado los Juegos Olímpicos en su país, jamás se hubiera clasificado. Pero, parafraseando libremente a Vujadin Boskov, basket es basket, y aquí no gana siempre el mejor, sino el que menos la caga. Y hoy, la selección de Scariolo ha estado para mandarla a la cama sin cenar.
Y eso que hemos empezado, para variar, dominando el partido desde el principio. Un buen arranque, con una buena selección de tiro y una gran defensa han propiciado que al final del primer cuarto la selección se fuera con 9 puntos de ventaja en el promer cuarto, algo inédito hasta ahora en estos juegos. Pero ha sido un espejismo. Llámalo cansancio, llámalo guardar fuerzas, llámalo como quieras, pero un partido que podía haber quedado resuelto en el minuto 15, al final se ha ganado por 1 y gracias. Y es que ha sido un despropósito casi de principio a fin. Los de siempre (Pau Gasol y Calderón) han estado más o menos a su altura, pero el resto ha sido para mandarles hacer las maletas y pedir que vengan otros 10 diferentes.
Y, por supuesto, no es todo culpa de los jugadores. Scariolo ha tenido en pista no a la segunda unidad, sino a la tercera, una buena parte del partido en pista, con un Sergio Rodríguez nefasto, un Sergio Llull a años luz de lo que juega en su equipo, un Rudy Fernández con 9 puntos en 30 minutos, un Serge Ibaka desconocido, un Marc Gasol más intermitente que de costumbre....y, sobre todo, una prepotencia desde el banquillo que a poco nos cuesta la derrota. Salvaremos de la quema a San Emeterio, que quizás influido por haberle devuelto la santidad en su camiseta, se ha mostrado como un importante pilar defensivo, capturando 10 rebotes pero desapareciendo por completo en ataque.
Es inconcebible entrar en el último cuarto con una renta, si no definitiva, sí contundente como 13 puntos, y cagarla hasta el punto que los ingleses han tenido opción de ganar hasta el bocinazo final. Afortunadamente no ha sido así, pero lo que está claro que si hoy el rival es Estados Unidos, perdemos de 50.
Mucho tienen que cambiar las cosas, daremos el beneficio de la duda y aseveraremos que el partido de hoy ha sido la excepción que confirma la regla, pero está claro que un encuentro así en cuartos ante el rival que sea nos manda a casa fijo. Y no sería de recibo que la posiblemente mejor selección de España de la historia se marchara a casa antes de tiempo.
A la gente de Oregón decirles que hoy su fichaje español ha metido un triple. Menos da una piedra.
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