Hay que ver la que está liando el sector de la prensa madridista más radical y extremista, es decir, el Marca, el As y los informativos de Antena 3 con la tarjeta que vió anoche el jugador del Barcelona Gerard Piqué ante el Rayo Vallecano. Y todo porque forzó la misma para cumplir ciclo y así estar limpio para el clásico del día 10.
Y es que parece que es un invento nuevo esto de engañar al reglamento eligiendo contra qué equipo quieres cumplir el partido de sanción que acarrea el cumplir un ciclo de tarjetas, cuando es algo que se hace desde que el fútbol es fútbol, y que la prensa siempre había pasado por alto el criticarlo. Más bien todo lo contrario, hacía gracia comprobar cómo el jugador en cuestión forzaba su amonestación, y nadie se llevaba las manos a la cabeza. Casi siempre, esta infracción se producía como en el caso de ayer, de la forma menos perniciosa posible, es decir, con una pérdida de tiempo, incluso absurda como en el caso de ayer, con un 4-0 a favor.
Pero todo cambió cuando al entrenador del equipo que ocupa todos los días entre 16 y 20 páginas de los mencionados diarios se le ocurrió rizar el rizo y montar una absurda obra de teatro en su partido de Champions contra el Ajax, yendo un jugador del banquillo hasta la portería de Casillas para que éste le transmitiera a su vez a Xabi Alonso que debía provocar su expulsión...vamos a ver, señor Mourinho, uno tiene que ir a los partidos con la lección aprendida, porque luego pasa lo que pasa, que si el profesor les pilla chivándose entre ellos, acaba enfadándose, y lógicamente la UEFA se rebota porque ven que le están tomando el pelo de forma descarada y se inventa una norma para que no vuelva a suceder, añadiendo un partido más de suspensión al castigo.
Hay que decir que Piqué no fue demasiado listo. Tienes todos unos 90 minutos para encontrar la manera de que el árbitro te enseñe el papelito amarillo, y no es la mejor forma tardar 40 segundos en sacar una falta con el partido decidido. Mucho más listo estuvo sin embargo Xabi Alonso, quien, en el mismo afán que el catalán por no perderse el derby, le metió un viaje sin balón y por detrás a Salvio en su partido ante el Atlético de Madrid, y no esperó a los últimos minutos para hacerlo. Al señor Alonso, por supuesto, no le midieron por el mismo rasero en el panfleto blanco.
Lo que no acabo de entender es porqué nos llevan una semana vendiéndonos que el Madrid es ya casi campeón de liga a falta de 22 jornadas para el final, porque son los mejores, los más guapos y los que mejor la meten, y ahora sientan un pánico atroz por si juega una de las piezas del puzzle de Guardiola. O va a ser que simplemente quieran desestabilizar al rival con tales argumentos. El caso es que, si es medianamente inteligente, el Comité de Competición se lavará las manos este viernes, porque si sanciona al catalán y no al vasco, se va a montar la de Dios.
Una vez más, Mourinho cambiando la historia del fútbol...a peor.
miércoles, 30 de noviembre de 2011
domingo, 6 de noviembre de 2011
Resucitando dinosaurios
Ya estamos en campaña electoral. O, mejor dicho, ya seguimos en ella, porque en la actualidad, la única diferencia existente entre estarlo y no es que se ven algún que otro cartel por las calles, el resto de parafernalia la venimos aguantando desde principio de año. Y, tras 8 años de caída libre de un ejecutivo que ha gobernado de cara a la galería, dando importancia a lo que carece de ella y despreocupándose por que es realmente importante, el Partido Socialista (ya ni siquiera ellos usan el Obrero y el Español) impuso a dedo a su candidato Rubalcaba evitando un nuevo ridículo en forma de primarias como antaño.
Y claro está, el país está muy quemado. Con cinco millones de parados, con cientos de miles de familias en la calle, la opción continuista al frente del gobierno está prácticamente descartada, a tenor de los aplastantes resultados de las encuestas. Y al bueno de Rubalcaba no se le ha ocurrido mejor forma para intentar contrarrestar la gran diferencia que hay en estos momentos entre las dos principales fuerzas políticas que, en primer lugar, esconder a Zapatero, viva imagen del estropicio generado, y desenterrar a dinosaurios del pasado, echar la vista 20 años atrás, para dar protagonismo a Felipe González y a Alfonso Guerra. Como si estos 16 años que han pasado desde que el cuidador de bonsáis dejara la Moncloa no hubiesen existido, se juega la baza de quien ya triunfó en su momento, convirtiéndolo en el principal protagonista de una campaña que tiene todos los visos de acabar como el rosario de la aurora.
Claro que Felipe, una vez pasado el 20-N, y pase lo que pase en las urnas, volverá a su muy bien pagado puesto de asesor en empresas multinacionales, y será Rubalcaba quien se queda solito con el marrón. Y si bien la estrategia al comienzo de la campaña, hace casi un año, era la de vender soluciones a algo que no habían sido capaces de solucionar a lo largo de 8 interminables años, en las últimas semanas han dado un giro total y absoluto, retornando a la tan manida frase de "que viene la derecha", más preocupados de desprestigiar al rival que a mostrar sus propuestas.
Y tú, querido lector, podrás pensar...eso lo hacen todos. Efctivamente, es el deporte nacional el poner a parir al contrario, pero en este caso hay una diferencia fundamental: mientras el resto de partidos critican hechos consumados, los socialistas critican supuestos que en el peor de los casos acaecerán, pero que a día de hoy no lo han hecho. Vídeos tan ridículos como el de la niñera no hacen sino causar vergüenza ajena y mostrar la poca confianza que tienen en sus posibilidades.
Felipe González fue un soplo de aire fresco en su momento, pero hoy en día destila un ambiente similar al de una discoteca a las seis de la mañana. ¿Rajoy? Pues también tengo mis dudas. El eterno aspirante que por fin consigue dar un paso al frente, no es precisamente el paradigma del carisma, pero tiene una cosa a su favor: le han puesto el listón muy bajo. Ir a peor se me antoja complicado, pero no va a ser fácil a corto plazo mejoras sustanciales. Si es capaz de reunir a todas las fuerzas sociales y políticas para que todos tiren a la vez del carro, la luz se verá tarde o temprano al final del túnel. Tarea difícil, pero no imposible.
Y claro está, el país está muy quemado. Con cinco millones de parados, con cientos de miles de familias en la calle, la opción continuista al frente del gobierno está prácticamente descartada, a tenor de los aplastantes resultados de las encuestas. Y al bueno de Rubalcaba no se le ha ocurrido mejor forma para intentar contrarrestar la gran diferencia que hay en estos momentos entre las dos principales fuerzas políticas que, en primer lugar, esconder a Zapatero, viva imagen del estropicio generado, y desenterrar a dinosaurios del pasado, echar la vista 20 años atrás, para dar protagonismo a Felipe González y a Alfonso Guerra. Como si estos 16 años que han pasado desde que el cuidador de bonsáis dejara la Moncloa no hubiesen existido, se juega la baza de quien ya triunfó en su momento, convirtiéndolo en el principal protagonista de una campaña que tiene todos los visos de acabar como el rosario de la aurora.
Claro que Felipe, una vez pasado el 20-N, y pase lo que pase en las urnas, volverá a su muy bien pagado puesto de asesor en empresas multinacionales, y será Rubalcaba quien se queda solito con el marrón. Y si bien la estrategia al comienzo de la campaña, hace casi un año, era la de vender soluciones a algo que no habían sido capaces de solucionar a lo largo de 8 interminables años, en las últimas semanas han dado un giro total y absoluto, retornando a la tan manida frase de "que viene la derecha", más preocupados de desprestigiar al rival que a mostrar sus propuestas.
Y tú, querido lector, podrás pensar...eso lo hacen todos. Efctivamente, es el deporte nacional el poner a parir al contrario, pero en este caso hay una diferencia fundamental: mientras el resto de partidos critican hechos consumados, los socialistas critican supuestos que en el peor de los casos acaecerán, pero que a día de hoy no lo han hecho. Vídeos tan ridículos como el de la niñera no hacen sino causar vergüenza ajena y mostrar la poca confianza que tienen en sus posibilidades.
Felipe González fue un soplo de aire fresco en su momento, pero hoy en día destila un ambiente similar al de una discoteca a las seis de la mañana. ¿Rajoy? Pues también tengo mis dudas. El eterno aspirante que por fin consigue dar un paso al frente, no es precisamente el paradigma del carisma, pero tiene una cosa a su favor: le han puesto el listón muy bajo. Ir a peor se me antoja complicado, pero no va a ser fácil a corto plazo mejoras sustanciales. Si es capaz de reunir a todas las fuerzas sociales y políticas para que todos tiren a la vez del carro, la luz se verá tarde o temprano al final del túnel. Tarea difícil, pero no imposible.
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