Hay ciertas cosas que me sacan de quicio, y una de ellas es el doble rasero que se utiliza según y cómo te ganes la vida: si eres de los que está desquiciado porque no ves más salida que la de atracar un banco y tienes la mala suerte de que te atrapen, nadie dirá nada por el hecho de que te conduzcan esposado de la cárcel al juzgado y viceversa a la vista de todo el mundo, que los medios de comunicación se hagan eco y tu careto, acompañado de dos brillantes esposas en las muñecas dará la vuelta al país irremediablemente, sobre todo si es en agosto, con algo hay que cubrir los periódicos y los informativos de la tele.
Pero claro está, si eres un político ocupando, yo que sé, una alcaldía o una concejalía, que se dedica a cobrar comisiones ilícitas que superan los varios millones de euros y te pillan, la cosa cambia. Enseguida todo dios se te echa encima, calificando los hechos como desproporcionados y denigrantes.
Y lo más triste es que la diferencia entre el pobre chorizo que roba un banco para llevarse un par de miles de euros y los mangantes disfrazados de políticos que se llevan millones es que, mientras el primero probablemente se pudra en la cárcel y cuando salga no le queden más cojones que volver a delinquir, los segundos pagarán tarde o temprano una fianza millonaria y podrán disfrutar de toda la pasta que han acumulado haciendo uso y abuso de los poderes que gente como tú o como yo les hemos dado desde el día que se nos ocurrió introducir una papeleta con su nombre dentro de una urna.
Qué país....
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