lunes, 16 de septiembre de 2013

Santa Claus llega en septiembre disfrazado de Orenga

Foto: Eurobasket2013.com
Tras ocho partidos disputados en el Eurobasket 2013, todavía no se a qué coño juega la selección española. Puede ser también que yo no tenga ni puñetera idea de baloncesto, que todo puede ser, a pesar de haber sido jugador y entrenador durante más de 20 años. Pero creo que no es el caso.

España hoy ha puesto al descubierto muchas cosas. Para empezar, su falta de sistemas de ataque. Única jugada: poste alto para Marc, y dos opciones: yo me lo guiso y yo me lo como, o vuelta a empezar. Y así no se puede ganar no ya un Eurobasket, ni siquiera un torneo municipal. Y eso que el bueno del pequeño de los Gasol se ha marcado un partidazo, con 32 puntos y 10 rebotes, pero un hombre sólo no es un equipo, y para ganar un campeonato de Europa hacen falta 12.

Y ese es otro de los enormes problemas de esta selección: la antaño denominada segunda unidad no vale ni para hacer ganchillo, con todos mis respetos para tan noble artesanía. San Emeterio, Llull, Germán, Xavi Rey, Mumbrú, Aguilar...(?) están a años luz de ser los jugadores que se ganaron un puesto en la selección. ¿Qué nos queda? Tres bases muy solventes, el puesto mejor cubierto entre los de Orenga, el cabraloca de Rudy, un Guadiana durante todo el campeonato, Claver, que tan pronto nos muestra el porqué coño se fijaron los Blazers en él como deja al descubierto sus innumerables carencias, y el bueno de Marc, al que le tienen que dar cinco hostias bien dadas para que le piten una falta, y que a pesar de su enorme partidazo, hoy no ha podido sacarlo adelante él solito.

Perder un partido que, a falta de 8 minutos, se ganaba de 14, es como para mear y no echar gota. Y más con una selección cuya casi única virtud es la excelente defensa que ha mostrado a lo largo del campeonato. Pero claro, si las bazas ofensivas se las dejamos a un San Emeterio que tengo mis serias dudas de que sea él, que para mí lo han secuestrado y han mandado a uno disfrazado en su lugar, o a un inoperante Sergio Llull, apaga y vámonos. 9 puntos entre los dos en 49 minutos acumulados. Lo dicho, para mear y no echar gota.

Una cosa ha quedado muy clara: estamos echando demasiado de menos las ausencias. Pero no es excusa, esto es lo que hay, han repartido las cartas y nos ha tocado una mano mala. Lo malo es que ni yendo de farol podremos pensar ni tan siquiera en oler el podio. Seguro que, por tocar los cojones, van y lo bordan en la fase decisiva y me tengo que comer con patatas mis palabras. Pero lo dudo.

2 comentarios:

  1. Yo no entiendo nada de baloncesto, solo sé que me he puesto muy nerviosa, cuando tiraban a canasta y no encestaban, pero si tu opinas eso... seguro que llevas razón.

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