Terminó por fin la andadura de la selección española en el Eurobasket 2013 con una medalla de bronce conseguida, como no podía ser menos, apalizando a Croacia en el partido por el tercer y cuarto puesto. Y digo como no podía ser menos, porque España, en sus partidos ganados, lo ha hecho con una media superior a los 25 puntos de ventaja, perdiendo todos, absolutamente todos los partidos igualados, algo que dice poco bueno del encargado de llevar a buen puerto este nuevo periplo, el seleccionador Juan Antonio Orenga. Pasemos a analizar las claves de esta decepción a medias.
Falta de un líder
Imagen: Iñaki Amestoy Aramburu |
La gráfica que acompaña este punto es significativa: muestra los puntos conseguidos en el último cuarto o en las prórrogas de los partidos perdidos. Contundente.
Seis jugadores y seis comparsas
Atrás quedaron los campeonatos en los que España tenía 12 potenciales titulares. El puesto mejor cubierto, en teoría, era el de base, con tres jugadores con label NBA, decisivos en sus respectivos equipos, como son Ricky Rubio, Jose Calderón y el Chacho Rodríguez. A ellos añadimos a Marc Gasol, a Rudy Fernández, a Víctor Claver...y pare usted de contar. Y ahora es cuando alguno me recordará que Sergio Llull anotó 21 puntos en el último partido ante Croacia....pero es que en los nueve restantes acumuló 42. San Emeterio ha sido una mala copia de sí mismo, alternando pinceladas magistrales (las menos) con pifias de infantil. Xavi Rey, un pívot que a mí me encanta, necesita 40 partidos más con la selección para estar al nivel. Se notó que fue de menos a más, pero no fue el recambio necesario para Gasol. Alex Mumbrú no fue el de otras ocasiones, con un lamentable porcentaje del 27% en tiros de campo. Pablo Aguilar estuvo bien en defensa, demostrando que es el futuro de esta selección, pero le falta todavía curtirse en mil batallas, y el bueno de Germán Gabriel aprovechó a su modo los pocos minutos con los que contó.
Falta de sistemas de juego
Me sorprendió negativamente la falta de recursos ofensivos de la selección. En infinidad de momentos reinó la anarquía más absoluta, un aquí te pillo aquí te mato que, si bien en ocasiones, gracias a la calidad de los nuestros, salió bien, en otras demostró que Orenga careció de planes alternativos cuando fallaba su estraregia de poste alto para Gasol, bien repartiendo el grandullón el juego desde las alturas, bien forzando pick & roll con el base de turno. No tengo datos al respecto, pero sería curioso saber cuántas veces lanzó España en posiciones inverosímiles al límite de los 24 segundos de posesión.
Pero no es un fin de ciclo....
Ciertamente, estábamos muy mal acostumbrados por esta selección. Tanto, que un bronce nos resulta un premio muy menor. Lo cierto es que, si hubiera entrado el triple de Calderón a excasos segundos del tiempo reglamentario contra Francia, lo más seguro es que ahora mismo estaríamos alabando el trabajo de este equipo. España sigue teniendo potencial para reinar en Europa durante unos cuantos años más, y estar entre los dos o tres mejores del mundo, no nos engañemos. Lo de este europeo ha sido un cúmulo de circunstancias que han acabado con un premio que hace 20 años nos hubiera sacado a la calle a celebrarlo, pero que hoy en día nos sabe a poco.