Y a mí que todo esto de los controladores me huele mal...

Yo ya no se qué pensar, la verdad. Creo en las casualidades, pero cuando se encadenan varias de ellas te hace pensar que todo está orquestado y premeditado. Todo comienza el día que Zapatero decide hacer un feo a los países iberoamericnos no asistiendo a la cumbre, alegando tener que ultimar su plan contra la crisis, algo que no le impide viajar a Suiza para apoyar la candidatura ibérica al Mundial 2018, pero bueno, viajó y volvió en el día.

Y de repente, no se le ocurre otra cosa que, a dos días del puente más largo del año, a sabiendas que tanto los gremios de controladores y pilotos están a la que saltan y que cualquier excusa les parece buena para declararse en huelga, anuncia la privatización parcial de AENA y de los aeropuertos de Barcelona y Madrid. Y los controladores, esos seres de otro mundo con sueldos estratosféricos y con exigencias siempre en la boca, entraron al trapo y convocaron, más que un huelga, un secuestro de más de 300.000 pasajeros que iban a disfrutar de unos días de descanso.

Cuando pasan este tipo de cosas, y eres el Presidente del Gobierno, es mejor estar cerca de los hechos, no a 5.000 km. de distancia, sobre todo si vas a responder con una medida tan drástica como es un estado de alarma, algo que no ocurrió ni con el 23-F. Para rematar la faena, y como no podía ser menos, había que echar las culpas al PP, como ha hecho el Secretario de Estado de Política Territorial...

Ya se que soy muy mal pensado, pero todo esto me huele a una nueva cortina de humo a la que tanto nos tiene acustumbrados últimamente el gobierno, para desviar la atención de la supresión de los 426 euros a parados de larga duración, la nueva subida de impuestos del tabaco, etc. etc. Así, durante unas fechas, pasaremos de acordarnos de las madres de los ministros a las de los controladores.

Quizás me equivoque. O no.