sábado, 22 de octubre de 2011

El corte de mangas de Don Vicente

Hace unas semanas, el presidente del Real Madrid, Florentino Pérez, hizo pública la concesión de la insignia de oro del club a Vicente del Bosque, junto a Rafa Nadal y Placido Domingo. Más de un año después de que el gran entrenador y figura emblemática del madrid de los años 70 ganara para nuestro país el mayor de los trofeos, el Campeonato del Mundo, y después de que infinidad de asociaciones, ayuntamientos y demás hubieran homenajeado ya al bueno de Don Vicente, el que paga la nómina a Mourinho se vió forzado a claudicar y agasajar a una persona que siempre ha tenido atravesada, presionada por su entorno.

Pero, como pasa últimamente mucho en la casa blanca, las cosas se hicieron tarde y mal. Tarde porque no es de recibo esperar 15 meses, en los que el equipo ha disputado 19 partidos de liga en su estadio, para reconocer el mérito del seleccionador nacional. Y mal, porque, en vez de hacerlo como Dios manda, es decir, en los prolegómenos de un partido atractivo de liga, con 90.000 almas para aclamarle, no sólo esconde el acto en un escenario para poco más de 1.000 personas, sino que además le hace compartir méritos con Rafa Nadal, cuyo mayor mérito es.....ser aficionado del club, y con Plácido Domingo, que dejó para la posteridad un aburrido himno en el centenario de la institución.

Pero hete aquí que Don Vicente, sintiéndose menospreciado por la entidad, vino a decir, en palabras mucho más acordes con su caballerosidad y su sensatez, que se metieran el pin por donde les cupiese, que el no iba a ir a recoger nada. Y es que perdona, pero no olvida. Florentino, que llegó al cargo de presidente en el verano de 2000, se vio obligado a mantenerle en el cargo de entrenador que ostentaba, ya que acababa de conseguir para sus vitrinas la octava Copa de Europa, y no era cuestión de enfurecer a las masas.

Durante las tres temporadas que se mantuvo al frente del equipo, ganó una nueva Champions, una Intercontinental, dos Ligas y una Supercopa, balance que, como nos recuerda uno de los pocos periodistas sensatos del diario Marca, Santiago Segurola, no se ha vuelto ni siquiera a vislumbrar desde su salida del club merengue. Sorprendentemente, nada más ganar la liga de 2003 fue cesado, algo inédito en la historia de este deporte.

La escusa oficial fue que el fútbol de Don Vicente era antiguo y aburrido, a pesar de que la caverna mediática merengue nos ha querido vender la moto de que fue una cuestión económica, intentando en vano hacerle pasar por pesetero. Craso error. Tras su salida, el club, en los periodos de mandato del Sr. Pérez, ha ganado dos títulos menores (una Supercopa y una Copa del Rey), y de un tiempo a esta parte ha cambiado su actitud con sus entrenadores. Ya no se los merienda con patatas, como le pasó a Queiroz y a Pellegrini, sino que ofrece todos los galones a un señor portugués que siempre se pregunta ¿por qué?, y en el que ha invertido 96 millones de euros, pisoteando a otro emblema madridista como Valdano, y que en año y medio ha respondido dándole al club una mísera Copa del Rey ganada de aquella manera.

Me parece muy bien y muy coherente la postura de Don Vicente. Cuando lo fácil hubiera sido agachar la cabeza y agradecer a la entidad el detalle, ha preferido responder con un soberano corte de mangas. Eso sí, a su estilo, con buenas palabras y sin levantar la voz. Todo un caballero.

miércoles, 12 de octubre de 2011

Cadena perpetua

La semana pasada, el responsable de Justicia del Partido Popular, Federico Trillo, anunció que su partido incluirá en su programa la reinstauración de la cadena perpetua revisable, y rápidamente, toda la progresía de este país se echó las manos a la cabeza, tachando la medida de retrógrada y nefasta.

Ocurre, en cierta medida, como con la bandera o el himno español: mucha gente piensa que los inventó Franco, y por ello sufren un rechazo patológico por parte de la sociedad. Lo que parece que la mayoría desconocen es que dicha pena está contemplada en la inmensa mayoría de los países del mundo, incluidos casi todos los europeos, como se puede comprobar en el gráfico.
Tenemos un sistema judicial que parece proteger al delincuente antes que a la víctima. Cuando leo noticias como la de estos días, con la detención de la banda que robó durante este verano a un montón de empresas, incluidos restaurantes de lujo vascos, y sale a la luz que la banda tenía más de un centenar de antecedentes policiales y judiciales me repatea los higadillos. O cuando lees que condenan a 38 años a un hombre por matar a sus dos hijos de 8 y 3 años en intentarlo con los otros dos algo más mayores, sabiendo que el máximo de condena en este país es de 30 años, y que con las reducciones por buena conducta, etc. en poco más de 15 estará en la calle, te das cuenta de que algo no funciona, que la justicia es injusta.

Además, con dicho planteamiento, las muertes salen gratis. Si vas a matar a una persona, ya que te pones, cárgate a otros doscientos. Saldrás en los periódicos con titulares como "Condenado a 1.876 años de cárcel" pero en realidad, cumplirás los mismos que si te hubieses cargado sólo al primero: un máximo de 30. Parece como si estuviésemos buscando otro tipo de turismo, el criminal. ¿Que eres alemán y te apetece matar a 40 personas y violar a otras 60? Vente pa' España, Gühnter, que aquí antes de que te salgan canas estarás de nuevo en la calle, y podrás volver a empezar... Y si tienes 17 años, miel sobre hojuelas. Cepíllate a tus padres con una katana, que en un par de añitos podrás pasear con tu novia y vender la exclusiva a "Sálvame", y encima forrarte de paso.

Podéis comprobar que en ningún momento he mencionado la pena de muerte, ya que soy contrario a ella. Además, en muchos de los casos es demasiado poco castigo una muerte rápida aunque dolorosa (con lo bien, limpio e indoloro que hacía su trabajo la guillotina o el garrote vil...) para quien acaba con la vida de otros y destroza a sus familiares para siempre. Se trata de sacar de la circulación a aquellos que hacen del delito su profesión, que matan por placer o por odio, y que si contemplaran que al ser pillados podrían salir de la cárcel con los pies por delante quizás se lo pensaran dos veces antes de sacar a pasear el cuchillo o la pistola.

Y no es una cuestión de ideologías, es una cuestión de sentido común.

sábado, 1 de octubre de 2011

No es país para gordos

Estoy gordo. Es un hecho irrefutable. Talla 3XL, a veces incluso 4. De esos que llaman la atención cuando te los cruzas por la calle. No elegí serlo, pero me he ido dejando y he acabado como estoy ahora. Tampoco me obsesiono con ello.

Los gordos, además de los problemas lógicos por nuestro volúmen, tenemos otros añadidos por la sociedad, y uno de ellos es el de comprarnos ropa. Sobre todo los hombres, las mujeres no tienen tanto problema, tiendas para gordas hay por todas partes, en cualquier ciudad, llamadas eufemísticamente "de tallas grandes". Pero...y nosotros?

Vivo en Logroño, una ciudad de más de 150.000 habitantes, con la mayor concentración de centros comerciales per capita de todo el país, con un centro histórico repleto de tiendas..."Logroño, Ciudad Comercial", presume nuestro ayuntamiento...pues bien, sólo he encontrado una tienda en la que tengan ropa a mi medida. Una. Una entre cientos de tiendas. Comprenderéis que mis opciones a la hora de vestir no son demasiadas. No puedo comprar lo que me gusta, sino lo que puedo.

Yo veo gordos por la calle. Tanto o más que yo. Vale que no somos manada, pero barriguitas cerveceras pasada la treintena se ven por doquier. A veces me dan ganas de pararlos y preguntarles cómo coño hacen para vestirse y no morir en el intento. Porque yo, por más que busco, no encuentro. Vas a Zara, o a Springfield, o a Cortefiel....la talla de camisa o de polo nunca pasa de la XL, y los pantalones de la 48. Eso sí, pantalones rancios de vestir te encuentas en los pasillos del Alcampo hasta la talla 60, como si los gordos tuviésemos prohibido vestir de sport.

Pero hasta mi último resquicio de esperanza, la tienda de C&A del C.C. Parque Rioja, me está empezando a fallar. Cada vez es menor el espacio que nos dedican a los pesos pesados. Apenas cuatro carritos percheros en los que se mezclan camisas con parkas, polos con sudaderas, pantalones con cazadoras... Y, para colmo, últimamente todo lo que traen es ropa para quinceañeros, camisetas con colores estridentes, sudaderas con capucha con escudos gigantes a modo de parche a la espalda....eso sí, todo hasta la talla 6XL (sí, sí, existe...) Encima de gordos, quieren que nos vistamos de forma ridícula.

Hasta hace poco había una tienda en Logroño específica para gordos, "XXL", que tenía ropa de todo tipo: rancia, excesiva, superjuvenil....y ropa normal. Pero se conoce que no había demasiada demanda. Eso, o que comprarte un pantalón vaquero costaba mínimo 90 euros. Internet es mi última esperanza, pero lo que he visto no es precisamente alentador, ya que, al parecer, como debemos ser una especie en extinción y todos millonarios, los precios son en la mayoría de los casos escandalosos. Una ruina.

Pues adelgaza. Pues no me da la gana...